sábado, 14 de noviembre de 2009

Cuando discuto con la realidad, sufro.


Lo que es, es.
Únicamente sufrimos cuando creemos un pensamiento que está en desacuerdo con lo que es. Cuando la mente está perfectamente clara, lo que es, es. Si queres que la realidad sea diferente de lo que es, podrías intentar enseñarle a ladrar a un gato y obtendras el mismo resultado.

Podes tratar una y otra vez y el gato volverá a decir: Miau. Desear que la realidad sea diferente de lo que es, es un deseo imposible de satisfacer. Y aun así, tenemos miles de pensamientos de este tipo docenas de veces al día: La gente debería ser más amable, Fulano deberia haberme llamado, la cola del super debería ir más rapido, mi mujer (o mi marido) debería estar de acuerdo conmigo, debería estar más flaca (o ser más linda o tener más éxito).

Estos pensamientos constituyen distintas maneras de querer que la realidad sea diferente de lo que es. Si te parece que esto suena deprimente, es cierto. Toda la tensión que sentimos se origina en nuestras discusiones con lo que es.

Podemos saber que la realidad está bien tal como es porque, cuando discutimos con ella, sentimos tensión y frustración. No nos sentimos normales ni equilibrados. Cuando dejamos de oponernos a la realidad, la acción se convierte en algo sencillo, fluido,amable y seguro.

Hace la tuya
Sólo hay tres tipos de asuntos en el universo: los míos, los tuyos y los de Dios. (Dios significa realidad. La realidad es Dios, porque gobierna. Todo lo que escapa a mi control, al tuyo y al de cualquier otra persona es lo que se denominan "los asuntos de Dios").

Buena parte de nuestras tensiones proviene de vivir mentalmente fuera de nuestros asuntos. Cuando pienso: "Necesitas encontrar un trabajo, quiero que seas feliz, deberías ser puntual, necesitas cuidar mejor de ti mismo", me estoy metiendo en tus asuntos. Cuando me preocupo por los terremotos, las inundaciones, la guerra o la fecha de mi muerte, me estoy inmiscuyendo en los asuntos de Dios. Si mentalmente estoy metida en tus asuntos o en los de Dios, el efecto es la separación. Un ejemplo es cuando mentalmente nos paramos en los asuntos de los otros con pensamientos tipo: "Mi mama debería comprenderme", experimentaba de inmediato un sentimiento de soledad. Y comprendí que siempre que me he sentido herida o sola, he estado inmiscuida en los asuntos de otra persona.

Si estás viviendo tu vida y yo estoy viviendo mentalmente tu vida, ¿quién está viviendo la mía?. Ocuparme mentalmente de tus asuntos me impide estar presente en los míos. Me separo de mí misma y me pregunto por qué razón mi vida no funciona. Pensar que yo sé lo que es mejor para los demás, es estar fuera de mis asuntos. Incluso en nombre del amor, es pura arrogancia y el resultado es la tensión, la ansiedad y el miedo. Saber lo que es bueno para mi es mi unico problema. Y eso me permitira expresarme con honestidad tanto para conmigo para con los otros.
La próxima vez que sientas tensión o incomodidad, preguntate de quién son los asuntos en los que te ocupas mentalmente. Esa pregunta puede devolverte vos mismo. Tal vez llegues a descubrir que, en realidad, nunca has estado presente y que te has pasado toda la vida viviendo mentalmente en los asuntos de otras personas. Y si practicas durante un tiempo, quizá descubras que en realidad no tenes ningún asunto y que tu vida funciona perfectamente por sí misma.

Si empezas por poner el dedo acusador hacia fuera, entonces el centro de atención no estara en vos. Con frecuencia estamos bastante seguros sobre lo que otras personas necesitan hacer, cómo deberían vivir y con quién deberían estar. Cuando se trata de otras personas, tenemos una visión clara, pero no sucede lo mismo con nosotros mismos.

Enfrentate a tus pensamientos con comprensión
Un pensamiento resulta inofensivo a menos que nos lo creamos. No son nuestros pensamientos, sino nuestro apego a ellos, lo que origina nuestro sufrimiento. Apegarse a un pensamiento significa creer que es verdad sin indagar en él. Una creencia es un pensamiento al que hemos estado apegados, a menudo durante años.

Si tuviera que pedirle algo a Dios, ojala pudiera pedirle: Dios, libeame de desear amor, aprobación o aprecio.

Seguire con este desarrollo en el proximo post.

1 comentario:

Alfonso Despouy - 大東流合気柔術本部 dijo...

Hola Flavia:

Que buen articulo este "Cuando discuto con la realidad, sufro".
En verdad medite bastante en las palabras y creeme me ayudan mucho ya que la mayoria de nuestros antagonismos vienen por mirar afuera, opinar sobre otras personas dejandonos de lado nosotros mismo, la verdad sencilla "en este aqui y ahora" es vivir hacia adentro enfrentandonos con lo que somos cada uno de nosotros desde la piel al alma..sabes tiempo atras aca en chile estuvo un maestro de aikido y decia que en la tecnica habia que poner enfasis en uno y no en el adversario...en fin...cariños amiga desde chile...y gracias!!

ALFONSO DESPOUY.